WILLIAM ELLIOTT WHITMORE
"Radium Death"
(Anti, 2015)
Cuando decidí que la música que realmente me gustaba y emocionaba era la música de raíces americana me sumergí hasta lo que creo que es la biblia de este tipo de música; el mato está en el fabuloso cofre de la “Anthology of American Folk Music” en el que el editor Harry Smith había grabado para la Biblioteca del Congreso a ciento y la madre de personajes que fue descubriendo por todos los USA desde los años veinte hasta finales de los años cuarenta. Al principio sonaba un poco extraño y llegué a pensar que mi frikismo era ya demasiado exacerbado pero no; me enganché y me aprendí la recopilación casi de memoria; folk, country, blues.... Fantaseaba con escuchar alguna vez algo así grabado con los medios de hoy que no sonase a lata y bueno, varios años después (muchos, la verdad) mi deseo casi que se ha cumplido y de forma totalmente fortuita. La aparición ha surgido en forma de tipo blanco, natural de Iowa y de 35 años de edad que se llama William Elliott Whitmore. ¿Por qué todos esos datos? muy sencillo; porque su voz parece la de un bluesman negro de antes de la Segunda Guerra Mundial, porque Iowa está en el centro del país muy distante de las dos costas y del sur por lo que el chaval está aislado del resto del mundillo y por el hecho de que para hacer este tipo de música el amigo William ha tenido que escuchar mucha, pero que mucha, música de raíces. Pero es que el tipo no es nuevo en esto ya que este maravilloso “Radium Death” (Anti, 2015) es el octavo disco de su carrera que empezó en el año 1999 cuando la gente de su edad a lo máximo que aspiraba era a llegar a ser el próximo hype del indie… Este es un disco un poco menos acústico que los anteriores porque el chico ha decidido intentarlo con la electricidad pero suena como si esos ancestros de los años veinte, treinta y cuarenta hubieran aparecido de repente en 2.015 para decirte; “¡Hey! Os equivocáis de cabo a rabo, esta música hay que hacerla así”. Si pensábamos que Charlie Patton, Leadbelly, Dylan y Young -por ejemplo- no se podían juntar en un solo artefacto; nos equivocamos ya que con este disco está claro que es posible. Y... ¿Por qué no destaco ningún tema? Porque, claramente, tendría que transcribir los diez que contiene el disco; de cualquier forma los primeros 40 segundos del tema que abre el disco “Healing to Do” te dan la medida de lo que te espera. ¿Calificación? 9/10.
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