JUSTIN TOWNES EARLE
"ABSTENT FATHERS"
(Vagrant Records, 2.015)
¿Podemos decir que Justin Townes Earle ha dejado de ser el hijo de Steve Earle para ser Justin Townes Earle? La respuesta es SÍ. Personalmente pienso que desde hace un par de entregas pero decididamente entre octubre de 2.014 y enero de 2.015 se ha independizado definitivamente. Entre esas dos fechas ha publicado dos bombas atómicas; “Single Mothers” y “Abstent Fathers”, ambas en el sello Vagrant Records. El hecho de que no haya sido un disco doble no lo entiendo del todo porque las reseñas y las entrevistas que he leído al tito Justin no lo dejan muy claro por lo que me inclino a pensar que los motivos económicos son los que han primado. Me explico; el tema está en que los tintes autobiográficos de ambos discos son brutales y de haber sido un disco doble estaríamos hablando de una obra maestra a la altura de alguna de las grandes de verdad. Centrándonos en este “Abstent Fathers” hay que decir que ser hijo del cabeza loca Steve Earle, publicar un disco que se titula “padres ausentes” y empezarlo con un tema que se llama “Farther From Me” en el que se dice “Wish I could say I didn’t know you...” es toda una declaración de intenciones y si esto fuera un programa de cotilleos daría para dos temporadas al menos. El caso es que tiene que ser difícil ser hijo del gran Steve y que no te cuelguen el sambenito de la genética en lo musical también. Pero como decía arriba; Justin es Justin ya y mezcla el soul con el americana de una manera prodigiosa –vale, que eso ya lo hizo Van Morrison- y de una forma muy fresquita. Es un guitarrista como la copa de un pino –aunque aquí se limita a la acústica- y te puede llevar de la motown “Call Ya Momma” al desierto de sonora “Slow Monday” en dos acordes. La banda está a la altura de lo que se quiere decir con el disco y hay que destacar la presencia otra ves de Paul Niehaus (Calexico, Lambchop, Silver Jews) a la guitarra y a la Pedal Steel que le da ese calorcito al disco y la voz de Justin es muy personal –hay veces que la genética está ahí- pero su forma de cantar es lo que precisamente le da el toque soul sureño al disco ya que si os fijáis, cuando lo habéis escuchado, pensáis “esto tiene mucho de soul pero ¿dónde están los vientos?” la respuesta es muy sencilla; no están, no hay y el toque soul se lo da sobre todo la forma de cantar de Justin que recuerda muchísimo a Otis o al gran Cooke. La verdad es que es un grandísimo disco que no se puede entender sin su antecesor. ¿Calificación? 8/10
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