Es obvio; el segundo disco de un revivalista como el bueno de J.D no deja de ser una prueba de fuego para la continuidad o no de su carrera de forma decente. Su debut en 2.010 con “Signs & Signifiers” (HiTone) no podía ser más prometedor y dejó el listón por las nubes, la verdad, pero lo que tiene este negocio es que la evolución o te hace patinar o te confina hasta acabar disolviéndote ya que realmente no todo el mundo puede ser Chris Isaak o Nick Curran, eso está claro. Mcpherson, en este segundo disco, camina hacia adelante como tiró para adelante la década de los 50’s y el r’n’r mismo; abarcando un abanico más amplio que el del ya de por sí maravillo rockabilly de sus inicios. Aquí hay mucho más Little Richard (“It Shook Me Up”), mucho Jackie Wilson Wilson (“Its All Over But the Shouting”) ya que la increible voz de JD da para ello y también se adivina algún apunte de lo que será, sin duda, la evolución del de Oklahoma hacia unos sonidos mucho más actuales a cuya piscina, por la razón que sea, J.D no ha querido tirarse todavía, todo se andará si se sigue la senda de “You Must Have Met Little Caroline”. La producción en este segundo disco corre a cargo del mismo JD y del guitarra de su banda Mark Neill que conoce bien el paño que cose pero, personalmente, prefería al primer productor y bajista del combo; Jimmy Sutton, que hacía que el sonido sonase más crudo y más “cincuentero” ya que Sutton es un auténtico freak de lo vintage y su manía aderezó perfectamente el disco. Mark Neill ha producido tambien a Paladines, Straitjackets o Black Keys y, de hecho Dan Aubernbach (Black Keys), coescribe el crepuscular y bonito “Bridgebuilder”. Lo positivo de este disco es que el espectro de sus influencias es un poco más amplio abarcando un poco más de soul y black r’n’r que el anterior pero claro, todo es cuestión de evolución y, como hemos dicho, el segundo disco es el complicado. Un acierto; la duración del disco, 36 minutitos y otro; el inicio del tema con “Let the Good Times Roll” –trallazo donde los haya- y la sensacional finalización con “Everybodys Talking Bout the All American”. Por cierto, la guitarra de JD sigue sonando espectacular
En definitiva, es un disco que no va a salvar la vida al r’n’r pero va a hacer que pasemos un ratito más que agradable entre tanta medianía. ¿La calificación? 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario