STEVE EARLE AND THE DUKES
TERRAPLENE
(New West, 2015)
...Y otra cosa excelente que nos da internet son las filtraciones de discos para qué vamos a engañarnos, la verdad. Desde hace un par de semanas viene sonando en mis auriculares el último disco de Steve Earle & The Dukes que se publicará el 17 de febrero. El disco se titula “Terraplene Blues” (New West) –como aquella canción que Robert Johnson dedicaba a ese modelo coche de los años 30’s que aparece en la portada- y como podemos adivinar, se trata de un disco de Blues. La carrera de Earle es prolífica como todos sabemos y aunque es un gran exponente de esto que llamamos “americana” nunca había grabado un disco de blues completo por lo que la pregunta es si le hacía falta o no grabar un disco dedicado al género por lo facilón y socorrido del tema –dicho con todos los respetos,claro-. El mismo Earle dice en una entrevista que ha pasado por el divorcio de su ¡séptima esposa! –la gran Alison Moorer- y necesitaba pasta. Dice que se ha pasado dos años girando para conseguir ese dinero y que fruto de ese tiempo fuera de casa son estas 11 canciones. El caso es que el amigo Earle se ha desplazado de New York a Nashville para grabarlo en los estudios House of Blues en compañía de lo que él (y todos) ha llamado la mejor banda de su vida; The Dukes, que podríamos denominar como “factoría de bandas” La producción ha corrido a cargo del prolífico R.S. Field que ha estado produciendo últimamente y con muy buena mano al hijo de Earle, precisamente.
En un principio el disco iba a ir directamente a la “P” de “papelera de reciclaje” pero una escucha atenta hace que el contenido del disco se sostenga gracias a The Dukes que lo hacen tan bien y lejos de su espectacular americana que no se remozan en el típico virtuosismo del que quiere hacer un disco de blues y recrearse en insoportables solos de guitarra que hacen que el blues vaya del Delta o del Chiringuito de Chicago al gran estadio cutre. Según dice Earle lo que ha buscado es ser fiel al primitivo blues que se grababa en discos que no podían traspasar los tres minutos de duración. Es un alivio, la verdad, y hace más grande a la banda. Es un repaso interesante al género que va desde los pioneros al blues mala leche de los Stones en los primeros 60’s. No no se recrea en blues tristes –valga la redundancia- sino en blues bailables de poco más tres minutos largos cada uno inspirados sobre todo en la forma de hacer de Lightning Hopkins y Mance Lipscomb, según comenta el mismo Earle. Todo ello con la excepción de la enorme “Better Off Alone” que, junto a “Baby's Just as Mean as Me” (maravilloso dueto con “Eleanor Whitmore”) hacen que el disco merezca la pena.
En el haber del disco cuenta, también, la circunstancia de que dure poco más de media hora y eso hace que puedas echar mano a él en caso de unas prisas. No todo iba a ser malo; hablamos de Steve Earle. Si tiene que dejar un reducto agrio es, como decimos, que Earle no necesita un disco de este estilo para permanecer vivo ni mucho menos y es lo suficientemente bueno en lo suyo como para no tener que publicar un disco al año (casi). Su música y su trayectoria no peligran porque espaciase un poco más sus entregas, la verdad. ¿Divertimento? También pudiera ser…. El caso es que el disco está ahí. Por lo menos es sincero: “necesitaba pasta”.
¿Calificación? 7/10 teniendo en cuenta el hecho de que no es su estilo primario y de que dos puntos de esos siete se los concedo por The Dukes.
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